Lleva tatuado en el cuello, bajo la oreja derecha, el famoso mate de la leyenda del baloncesto Michael Jordan (inteligentemente patentado como Air Jordan y que da nombre a una colección superventas de zapatillas), aunque se dedique a jugar a fútbol y se haya convertido en uno de los jugadores más queridos de Chile por sus dos goles ante Perú en las semifinales de la Copa América (2-1).
"Ahora vamos a afrontar un gran partido en esta final tras haber jugado contra un buen rival", se limitó a declarar Eduardo Vargas, bigoleador en las semifinales ante un Estadio Nacional que se vino abajo especialmente con su segundo gol, un derechazo desde fuera del área (el 50º tanto del campeonato) que se coloca directamente en lo más alto del podio de las grandes perlas del torneo.
No es que Vargas (Santiago de Chile, 25 años) haya llegado lanzado a la Copa América. Su equipo, el Queens Park Rangers inglés (al que llegó cedido del Nápoles) perdió la categoría dos jornadas antes de que terminara la Premier, y su aportación se limitó únicamente a tres tantos en 21 partidos disputados.
Una lesión en los ligamentos lo mantuvo apartado del equipo desde el mes de abril, por lo que no pudo participar en las últimas siete jornadas del campeonato. Fichado por el conjunto napolitano en 2011 por 13,5 millones de euros al Universidad de Chile, nunca dispuso de la confianza suficiente para triunfar en el Nápoles, que desde entonces lo ha cedido al Gremio brasileño, al Valencia (en el mercado de invierno de la temporada 2013-2014 y donde anotó 5 goles en 25 partidos) hasta llegar al QPR. De hecho, no fue titular en el primer encuentro de La Roja ante Ecuador (Jean Beausejour ocupó su lugar). Sin embargo, sí que participó en la segunda parte de ese encuentro anotando además uno de los goles. Desde entonces ha formado parte del once inicial y acumula ya cuatro goles que lo sitúan al frente de la tabla de máximos goleadores.
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