Equipos de rescate en Filipinas buscaban sobrevivientes este domingo tras el paso de una tormenta tropical que dejó unos 200 muertos, decenas de desaparecidos y a miles de personas sin hogar por inundaciones y deslizamientos de tierra.
La situación empeoró en Filipinas, de mayoría cristiana, por la muerte de al menos 37 personas en un incendio en un centro comercial, dijeron autoridades en Nochebuena.
El país del sudeste asiático es azotado por unos 20 tifones cada año y se emiten alertas de manera rutinaria, pero el nivel de destrucción que provocó la tormenta tropical Tembin en la isla de Mindanao desde la tarde del viernes fue sorpresivo.
“Fue todo muy rápido, el agua subió rápidamente e inundó nuestra casa”, dijo a Reuters por teléfono el agricultor Felipe Ybarsabal, de 65 años, agregando que él y su familia tuvieron que trasladarse a terrenos más altos.
“No logramos salvar nada de la casa. Nadie pudo ayudarnos porque fue muy rápido. Todo estaba bajo unos dos o tres metros de agua en menos de una hora”, añadió.
El número de muertos podría sobrepasar los 200, dijeron la policía y autoridades de la oficina de desastres, porque es probable que haya más víctimas en remotas comunidades agrícolas y áreas costeras a medida que los equipos de rescate lleguen a esos lugares.
Autoridades dijeron que 159 personas fueron consideradas desaparecidas mientras que unas 70.000 se vieron forzadas a abandonar sus hogares.
Militares y policías se unieron a los trabajadores de servicios de emergencias y voluntarios para buscar a más sobrevivientes y víctimas, limpiar los escombros y tratar de restablecer la energía y las comunicaciones.
La tormenta avanzaba hacia el oeste el domingo, pasando por algunas islas filipinas y el Mar del Sur de China hacia el sur de Vietnam, a una velocidad de unos 20 kilómetros por hora. En 2013, el súper tifón Haiyan mató a casi 8.000 personas y dejó a 200.000 familias sin hogar.
Naciones Unidas está preparada para ayudar a Filipinas, dijo en una declaración un portavoz del Secretario General, Antonio Guterres. Por su parte el Papa Francisco rezó por los habitantes de Mindanao al entregar su mensaje y bendición semanal ante una multitud en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
La situación empeoró en Filipinas, de mayoría cristiana, por la muerte de al menos 37 personas en un incendio en un centro comercial, dijeron autoridades en Nochebuena.
El país del sudeste asiático es azotado por unos 20 tifones cada año y se emiten alertas de manera rutinaria, pero el nivel de destrucción que provocó la tormenta tropical Tembin en la isla de Mindanao desde la tarde del viernes fue sorpresivo.
“Fue todo muy rápido, el agua subió rápidamente e inundó nuestra casa”, dijo a Reuters por teléfono el agricultor Felipe Ybarsabal, de 65 años, agregando que él y su familia tuvieron que trasladarse a terrenos más altos.
“No logramos salvar nada de la casa. Nadie pudo ayudarnos porque fue muy rápido. Todo estaba bajo unos dos o tres metros de agua en menos de una hora”, añadió.
El número de muertos podría sobrepasar los 200, dijeron la policía y autoridades de la oficina de desastres, porque es probable que haya más víctimas en remotas comunidades agrícolas y áreas costeras a medida que los equipos de rescate lleguen a esos lugares.
Autoridades dijeron que 159 personas fueron consideradas desaparecidas mientras que unas 70.000 se vieron forzadas a abandonar sus hogares.
Militares y policías se unieron a los trabajadores de servicios de emergencias y voluntarios para buscar a más sobrevivientes y víctimas, limpiar los escombros y tratar de restablecer la energía y las comunicaciones.
La tormenta avanzaba hacia el oeste el domingo, pasando por algunas islas filipinas y el Mar del Sur de China hacia el sur de Vietnam, a una velocidad de unos 20 kilómetros por hora. En 2013, el súper tifón Haiyan mató a casi 8.000 personas y dejó a 200.000 familias sin hogar.
Naciones Unidas está preparada para ayudar a Filipinas, dijo en una declaración un portavoz del Secretario General, Antonio Guterres. Por su parte el Papa Francisco rezó por los habitantes de Mindanao al entregar su mensaje y bendición semanal ante una multitud en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
