Concertación de Partidos por la Democracia (1988-2009) | Presentación
A partir del año 1983, la dictadura del general Augusto Pinochet comenzó a enfrentar fuertes críticas y una amplia movilización social. La población chilena, cansada de la represión y que estaba sufriendo las carencias económicas producto de la crisis de 1982, se manifestó en las Jornadas de Protestas Nacionales que habían comenzado el 11 de mayo de 1983. En este contexto surgieron dos conglomerados políticos de oposición: la Alianza Democrática (1983-1987), que articulaba al sector más moderado de la izquierda, y el Movimiento Democrático Popular (1983-1987), que funcionó como instancia de coordinación de la izquierda más radical. Presionada por las protestas callejeras, por la rearticulación política de la izquierda y por la crítica internacional, a partir de 1986 la Junta Militar se vio forzada a iniciar un proceso de negociaciones en las que la Alianza Democrática participó como la contraparte más activa.
A raíz de dicho proceso, la Junta Militar aceptó llamar a plebiscito en 1988 para ratificar o rechazar la permanencia de Augusto Pinochet en el poder hasta 1997. En estas circunstancias, en febrero de 1988 se fundó la Concertación de Partidos por el No y el 5 de octubre del mismo año se realizó el plebiscito acordado. En un universo de 7.435.913 votantes, el “No” ganó con un 55, 99%, frente al 44, 01% del “Sí”.A partir del año 1983, la dictadura del general Augusto Pinochet comenzó a enfrentar fuertes críticas y una amplia movilización social. La población chilena, cansada de la represión y que estaba sufriendo las carencias económicas producto de la crisis de 1982, se manifestó en las Jornadas de Protestas Nacionales que habían comenzado el 11 de mayo de 1983. En este contexto surgieron dos conglomerados políticos de oposición: la Alianza Democrática (1983-1987), que articulaba al sector más moderado de la izquierda, y el Movimiento Democrático Popular (1983-1987), que funcionó como instancia de coordinación de la izquierda más radical. Presionada por las protestas callejeras, por la rearticulación política de la izquierda y por la crítica internacional, a partir de 1986 la Junta Militar se vio forzada a iniciar un proceso de negociaciones en las que la Alianza Democrática participó como la contraparte más activa.
Tras el triunfo del “No”, la Concertación de Partidos por el No pasó a llamarse Concertación de Partidos por la Democracia, la que estaba compuesta por el Partido Demócrata Cristiano (DC), el Partido Socialista, el Partido por la Democracia (PPD) y el Partido Radical Social Demócrata. El objetivo de esta coalición fue llevar una lista parlamentaria y un candidato presidencial único para las elecciones del 14 de diciembre de 1989, donde el candidato de la Concertación, Patricio Aylwin (DC), ganó con un 55,17% de los votos. A partir de entonces, y pese a las dificultades internas que ha tenido que enfrentar esta coalición, se sucedieron cuatro gobiernos concertacionistas. Al de Aylwin (1990-1994) le siguió el de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), Ricardo Lagos Escobar (2000-2006) y Michelle Bachelet Jeria (2006-2010).
Estos cuatro mandatarios se caracterizaron por gobernar en función de un reformismo gradualista, el que fue defendido por importantes figuras como Edgardo Boeninger, Enrique Correa, Alejandro Foxley, Eugenio Tironi, Soledad Alvear, José Joaquin Brunner, José Miguel Insulza y Ricardo Lagos, entre otros. Dicho reformismo ha buscado conjugar las políticas de libre mercado con políticas sociales, gobernabilidad y reconciliación nacional, democracia y pluralismo, progreso y pragmatismo, inclusión e integración. Bajo la consigna de crecimiento con equidad, la Concertación restableció las instituciones democráticas y consolidó la macroeconomía chilena manteniendo el modelo neoliberal de desarrollo económico, como lo demuestran los más de setenta tratados de libre comercio (TLC) firmados desde el retorno de la democracia.
Otro aspecto que distinguió a los gobiernos de la Concertación, fue el énfasis en las políticas sociales y en la reducción de la pobreza y la desigualdad. A pesar de los avances logrados en estas materias, al término de su mandato la Concertación quedó con varios desafíos pendientes para fortalecer la democracia y que serían tema de debate público los años siguientes. Entre ellos, la reducción de la desigualdad económica y de la concentración de la riqueza, el aumento de la participación social (organizaciones sociales, comunitarias, barriales, culturales) en los sistemas de decisión política, el término de la impunidad de los responsables de las violaciones a los Derechos Humanos y la búsqueda de una solución para el conflicto mapuche en la Región de la Araucanía, entre otros.
FUENTE: memoriachilena.cl
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