Lee la declaraciĂłn:
El pasado 2 de septiembre declarĂ© que si mi nombre podĂa servir para unir al paĂs en torno a un proyecto que devolviera la confianza y el optimismo en el progreso, la democracia y la justicia social, estaba dispuesto a ser candidato presidencial de la Nueva MayorĂa. SabĂa los sacrificios e incomprensiones que envolvĂa esta decisiĂłn, pero estimĂ© que era mi deber con una Patria que quiero por sobre todas las cosas.
Desde entonces he vuelto a recorrer el paĂs. He escuchado a mis compatriotas, especialmente a los que viven con menos oportunidades. He visto sus dolores personales y familiares. He vuelto a sentir su dignidad, su esfuerzo, sus esperanzas. He visto tambiĂ©n como se propaga el recelo hacia los grupos dirigentes y hacia las instituciones democrĂĄticas que regulan nuestra convivencia.
A partir de esta experiencia de escuchar a nuestros ciudadanos, junto a un amplio grupo de dirigentes sociales y polĂticos, de tĂ©cnicos, artistas e intelectuales, elaboramos una propuesta programĂĄtica para conversar y que busca responder con medidas concretas a las demandas del Chile actual, entre ellas, poner fin a los abusos, reemprender el crecimiento y la creaciĂłn de empleos, hacer retroceder la inseguridad, atacar la discriminaciĂłn y construir una naciĂłn mĂĄs igualitaria y cohesionada.
He puesto todo mi empeño en llevar este mensaje a los chilenos. Pero debo admitir que en mi propio espacio polĂtico, la centroizquierda, no se ha producido una convergencia en torno a este proyecto, seguramente porque no todos compartimos el mismo sentido de urgencia ante la amenaza de una dispersiĂłn estratĂ©gica de las fuerzas progresistas y una ola de restauraciĂłn mercantilista y conservadora que puede durar muchos años.
Tampoco se me pasa por alto que el afecto y el compromiso que he sentido en mi caminar por Chile no se ha reflejado en un apoyo ciudadano suficientemente amplio como para llevar adelante estas propuestas.
Por estos motivos he decidido renunciar a la aspiraciĂłn de alcanzar nuevamente la Presidencia de la RepĂșblica.
Lo hago con la serenidad de haber actuado siguiendo el mandato de mi conciencia y no persiguiendo intereses personales.
Lo hago con la satisfacciĂłn de haber contribuido a una propuesta programĂĄtica que representa una renovaciĂłn del ideario de los progresistas chilenos.
Lo hago con el orgullo de haber reunido a un grupo de excepciĂłn, capaz de ofrecer un camino y un buen gobierno para Chile.
Con los tĂ©cnicos, voceros y personalidades que me han apoyado me reunirĂ© en las prĂłximas horas para darle continuidad a un esfuerzo que apunta a la preservaciĂłn y renovaciĂłn del espacio progresista chileno, y por esta vĂa, a la construcciĂłn de un Chile mĂĄs libre, justo y humano. Por mi parte, seguirĂ© acompañåndolos en esta tarea.
Los chilenos me conocen: no soy un caudillo. SĂ© escuchar la voz del pueblo y someterme a su veredicto. Estoy en polĂtica para servir al paĂs, no para acumular honores; para robustecer las instituciones democrĂĄticas, no para burlarlas; para formular propuestas constructivas, no para hacer gestos populistas ni llamados demagĂłgicos.
Agradezco profundamente al Consejo General del Partido por la Democracia, que me honrĂł proclamĂĄndome como su candidato y a sus militantes que tanto se han esforzado en este proyecto.
Agradezco a ese inmenso contingente de “socialistas por Lagos” y tantos independientes me que me entregaron su respaldo.
Agradezco a quienes formaron mi comando, encabezado por el ex ministro MĂĄximo Pacheco y el encargado territorial senador Carlos Montes con su entusiasmo, no obstante lo difĂcil de esta campaña.
Agradezco por Ășltimo a todas las chilenas y chilenos que acogieron mi llamado, a los que me abrieron las puertas de sus hogares, a los que compartieron sus tristezas en las tomas de Alto Hospicio o en la Junta de Vecinos Pablo Neruda en CopiapĂł o en Bajos de Mena en Santiago. A los que me enseñaron a salir adelante, en la Junta de vecinos Luis Cruz MartĂnez de ChillĂĄn.A todos ellos les pido que sigan adelante, que no renuncien a sus convicciones ni a sus esperanzas de un Chile mejor. La vida continĂșa…
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