La novia se había preguntado si debían posponer su gran día cuando quedó claro que la mayoría de los invitados no iban a poder asistir, de...
La novia se había preguntado si debían posponer su gran día cuando quedó claro que la mayoría de los invitados no iban a poder asistir, debido a los violentos disturbios que se habían apoderado de Puerto Príncipe durante meses. Pero habían gastado mucho dinero y tiempo planificando el evento.
Joseph, de 36 años, sintió que podían hacer que funcionara, aunque eso significara alquilar un avión para traer a los padres de la novia desde el sureste del país.
Así son los desafíos para los haitianos, donde para casarse las parejas a menudo tienen que superar obstáculos aparentemente interminables, desde disturbios y huracanes hasta cortes de energía y, sobre todo, la pobreza.
Pero pese a todo las parejas se casan, y con estilo.
“Siempre tenemos problemas en Haití. No puedes esperar, tienes que seguir adelante y superarlos”, dijo Joseph, quien vestía un traje plateado y una corbata lila, haciendo juego con los vestidos lila de las damas de honor. “Estaba estresado pero feliz”.
El matrimonio no está tan extendido en Haití como en otros países occidentales, dada la larga tradición del ‘plasaj’, una relación matrimonial informal que es común en las áreas rurales pero no reconocida legalmente.
Sin embargo, el matrimonio tiene mayor prestigio y es particularmente favorecido por los sectores más ricos y cosmopolitas de Haití, según el sociólogo haitiano Tamas Jean Pierre, sobre todo porque es reconocido en el extranjero.
Las comunidades protestantes que asisten a la iglesia también favorecen el matrimonio, especialmente si una pareja está esperando un hijo. Algunas escuelas religiosas solo aceptan alumnos si sus padres pueden proporcionar un certificado de matrimonio.
El plasaj, en tanto, no otorga derechos como la manutención de los hijos en caso de separación o una parte del patrimonio de un socio si muere.
LUJO PARA POCOS
Aún así, en un país donde más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de pobreza de 2,41 dólares al día, solo las parejas más ricas pueden permitirse el lujo de una ceremonia de boda, una cena lujosa y una luna de miel.
La mayoría tiene que ser creativa. A veces, varias parejas se casan al mismo tiempo para ahorrar en las cuotas de la iglesia.
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