Debido a la inmunización irregular en las poblaciones y el surgimiento de nuevas variantes, es probable que el coronavirus se convierta en una amenaza persistente pero manejable.
DespuĆ©s de unas semanas frenĆ©ticas en las que la variante ómicron del coronavirus parecĆa contagiar a todo el mundo, incluso a personas vacunadas y con refuerzo, por fin comienzan a surgir seƱales alentadoras en Estados Unidos.
A medida que los casos disminuyen en algunas partes del paĆs, muchos esperan que este repunte sea la Ćŗltima gran batalla contra el virus; esperan que, por sus caracterĆsticas Ćŗnicas, la variante ómicron signifique el fin de la pandemia para los estadounidenses.
La variante se disparó en SudĆ”frica y Reino Unido, y luego decayó con rapidez. En Twitter se han publicado grĆ”ficas que muestran el descenso de los niveles del virus en las aguas residuales de Boston y San Francisco. El lunes, el mĆ”ximo responsable regional europeo de la Organización Mundial de la Salud sugirió que “la variante ómicron ofrece una esperanza plausible de estabilización y normalización”.
“Las cosas pintan bien”, seƱaló el domingo Anthony Fauci, asesor principal del gobierno de Joe Biden sobre la pandemia. “No queremos confiarnos en exceso, pero parece que en este momento vamos en la dirección correcta”.
¿QuĆ© inspira ese optimismo? La idea es que hay tanta gente que estĆ” ganando inmunidad a travĆ©s de la vacunación o de los contagios por ómicron que pronto el coronavirus no podrĆ” encontrar cómo asentarse en nuestras comunidades y desaparecerĆ” de nuestras vidas.
No obstante, en entrevistas con mĆ”s de una decena de investigadores de salud pĆŗblica, inmunólogos y biólogos evolutivos, el curso del virus en Estados Unidos parecĆa mĆ”s complicado… y un poco menos optimista.
Comentaron que, al infectar a tanta gente, sin duda ómicron nos acerca al final de la pandemia. La actual oleada de contagios estÔ retrocediendo y hay motivos para esperar que las cifras de hospitalizaciones y fallecimientos sean las próximas en bajar.
El camino hacia la normalidad puede ser corto y directo, la meta estÔ a solo unas semanas de distancia, y las terribles oleadas quizÔ se conviertan en cosa del pasado; o puede ser largo y lleno de baches, salpicado de brotes en los próximos meses o años mientras el virus sigue buscando dónde arraigarse.
En cualquier caso, segĆŗn muchos cientĆficos, no es probable que el coronavirus desaparezca por completo y la inmunidad de rebaƱo es solo un sueƱo por el momento. La inmunidad de la población contra el virus serĆ” imperfecta por diversas razones.
“Tal vez hubo un periodo breve en el que pudimos alcanzar ese objetivo”, seƱaló Shweta Bansal, modelista de enfermedades infecciosas de la Universidad de Georgetown. “Pero, en este momento, ya lo pasamos hace mucho”.
En cambio, parece probable que el coronavirus se vuelva endƩmico: algo permanente en la vida de los estadounidenses, una enfermedad mƔs leve, como la influenza, con la que la gente debe aprender a vivir y lidiar.
No obstante, el futuro tambiĆ©n depende de un comodĆn: las variantes nuevas. Ćmicron apareció apenas a finales de noviembre. La mayorĆa de los investigadores creen que se avecinan otras variantes, porque el porcentaje de la población mundial que estĆ” vacunado es bajo. Existe la posibilidad de que, con el tiempo, algunas variantes sean sumamente contagiosas y podrĆan provocar un corto circuito en las defensas inmunitarias del organismo, lo cual alargarĆ” el sufrimiento de todos.
“Esta es una historia con muchas versiones y el final aĆŗn no estĆ” escrito”, aseveró Anne Rimoin, epidemióloga de la Universidad de California en Los Ćngeles. “Nadie puede decirnos quĆ© va a pasar”.
Hasta el miĆ©rcoles, Estados Unidos registraba mĆ”s de 650.000 casos nuevos diarios, en promedio, frente a los mĆ”s de 800.000 de hace dos semanas. Los fallecimientos siguen aumentando, con una media de mĆ”s de 2300 al dĆa, pero las hospitalizaciones parece que se estĆ”n estabilizando, con unas 155.000 al dĆa, en promedio.
En el mejor de los casos, a medida que esos números caen, muchos estadounidenses pronto podrÔn recuperar gran parte de sus vidas antes de la pandemia. QuizÔs para la primavera en el noreste, y probablemente mÔs tarde en otras regiones, muchos podrÔn ir a trabajar sin mascarillas, enviar a sus hijos a la escuela y socializar con familiares y amigos sin preocupaciones.
Solo aquellos con alto riesgo de covid, debido a su edad, estado de salud u ocupación, necesitarĆan refuerzos regulares adaptados a la Ćŗltima variante.
“Si pudiĆ©ramos mantener a la gente fuera del hospital y sin enfermedades de gravedad, creo que podrĆamos volver a la normalidad con las pruebas y las vacunas”, afirmó Michel Nussenzweig, inmunólogo de la Universidad Rockefeller de Nueva York.
A largo plazo, muchos podrĆamos experimentar una infección leve cada pocos aƱos, como ocurre con los coronavirus que causan el resfriado comĆŗn, pero no enfermarĆamos de gravedad.
La idea de que la variante ómicron sea la Ćŗltima amenaza del coronavirus tiene un enorme atractivo. Es lo que todo el mundo quiere, lo que todo cientĆfico espera, pero para conseguirlo, los estadounidenses tendrĆan que tener suerte e inteligencia.
Un virus endĆ©mico no indica necesariamente una amenaza menor. La tuberculosis es endĆ©mica en la India y otros paĆses, y mata a mĆ”s de un millón de personas cada aƱo. En los paĆses africanos, el sarampión es endĆ©mico. Ese virus circula de manera constante en niveles bajos y desencadena grandes brotes periódicamente.
Al principio de la pandemia, las autoridades de salud calcularon que, en el caso del coronavirus, la vacunación de alrededor del 70 por ciento de la población podrĆa superar el umbral de inmunidad de grupo, lo que significa que el coronavirus se convierte en una amenaza insignificante.
TNYT
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