Tras las inundaciones sufridas en abril de 2016, en la última semana
de diciembre y primeros días de enero las abundantes precipitaciones
vuelven a complicar a la cuenca lechera de Santa Fe y Córdoba.
Se
perdieron cultivos de maíz, soja y pasturas; hay caminos intransitables y
se espera una baja en los litros producidos.
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