Un estudio de la Universidad Brigham Young, en Estados Unidos, concluyó que la presencia del sol influye en el estado anímico de las perso...
Un estudio de la Universidad Brigham Young, en Estados Unidos, concluyó que la presencia del sol influye en el estado anímico de las personas, haciendo que se sientan más felices.
Sin embargo, este pequeño placer quedó un tanto relegado en los últimos meses, producto del confinamiento, a raíz de la pandemia de COVID-19.
De acuerdo a especialistas, la falta de exposición solar provocó un déficit en los niveles adecuados de vitamina D.
Y no sólo eso, ya que el uso de productos de aseo y desinfección -abundantes en este contexto- han generado hipersensibilidad en la piel, lo mismo que el estrés emocional y laboral que ha causado la crisis sanitaria.
“Esto ha afectado sus hábitos de vida (alimentación, sedentarismo) y la piel es reflejo de todas esas situaciones. Particularmente hemos visto acné, sobre todo en mejillas y mentón, rosácea, caspa o dermatitis seborreica, exacerbación de psoriasis vulgar y dermatitis atópica, entre otras condiciones”, dice a La Tercera Claudia Moreno, dermatóloga de Clínica Indisa.
Todos estos antecedentes hacen que para tomar sol, después de la cuarentena, se consideren algunas cosas importantes como, por ejemplo, exponerse tres veces a la semana, durante 15 minutos y no a través de un vidrio.
Así lo cree Lorna Velásquez, dermatóloga de Clínica Opia, quien también aseguró que “la idea es exponer áreas del cuerpo que tengan menor daño solar acumulado, como el abdomen o muslos, y evitar las zonas como la cara, el escote y las manos”, sostuvo.
Asimismo, explicó que pasado ese lapso, se debe aplicar protector solar y buscar sombra. Además, Velásquez sugiere preparar la piel con antioxidantes, ya que “disminuyen el daño solar en la piel, evitan la aparición de manchas, estimulan la producción de colágeno y otorgan un efecto de luminosidad en la superficie”.
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