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Encuentran una araña de 305 millones de años de antigüedad

Las arañas no son un grupo especialmente carismático. Vaya, que poca gente dirá que son de sus animales favoritos. Pero a nivel biológico...


Las arañas no son un grupo especialmente carismático. Vaya, que poca gente dirá que son de sus animales favoritos. Pero a nivel biológico son un grupo realmente interesante. Del que, por desgracia, no se conoce bien su evolución. La aparición de un fósil sorprendentemente bien conservado puede ayudar a resolver algunas dudas.

Porque, ¿qué define a una araña? A una verdadera araña, en sentido biológico. Lo que las separa del resto de grupos cercanos es la capacidad de hilar las sedas que produce. Desde 2008 se conoce un grupo de arácnidos, muy parecidos a las verdaderas arañas, que dejaban caer la seda en forma de láminas, en lugar de hilarla.

El fósil que se ha encontrado está justo un paso evolutivo después de las “arañas que no hilan”, por llamarlas de alguna manera – el término técnico es uraraneidos. Ya cuenta con los apéndices necesarios para hilar la seda y tejer las redes, conocidos como hileras. Pero aún no están del todo desarrollados, con lo que su habilidad para realizar esta tarea no sería muy destacable.

Todo esto se ha podido saber gracias a que el animal, al que han asignado el nombre científico de Idmonarachne brasieri, se ha conservado en 3-D. Este hecho es muy poco frecuente. Normalmente, cuando los animales fosilizan lo hacen aplastados. Les cae encima una gran cantidad de sedimento, lo que permite que se conserven, pero los aplana.

Al conservar el volumen y las proporciones, se han podido realizar estudios de sus estructuras internas. Para ello se han utilizado muchas y muy distintas técnicas, que van desde radiografías a ecografías, y que han implicado a varios centros de investigación de distintos países.

Pero no es esto lo único que se ha podido saber. Los uraraneidos, aquellas “proto-arañas” que no podían hilar, tenían un apéndice que las arañas modernas han perdido. Una especie de “cola” similar a la de un escorpión. Pues bien, el fósil encontrado estaba a medio camino de perderlo.

Aún se mantiene, pero muy reducido y ya no operativo. Dicho de otra forma, todavía queda un residuo, pero apenas apreciable. Así que la evolución fue simultánea en dos de las características más claras de las arañas: por una parte – y en una parte del cuerpo – aparecieron las hileras, y justo en el extremo opuesto del cuerpo tomaron presencia las uñas venenosas, una modificación de los quelíceros.

Todavía queda información que se puede obtener de este fósil. Pero la que ya ha proporcionado un organismo de en torno a 305 millones de años es sorprendente y muy interesante.
 
Crédito de la imagen superior: Garwood et al 2016 / Museum National d’Histoire Naturelle, Paris.

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