Sabemos que en Valdivia tenemos diversos y singulares paisajes naturales: ríos, lagos, cordillera de la costa, dan vida una despam...
Sabemos que en Valdivia tenemos diversos y
singulares paisajes naturales: ríos, lagos, cordillera de la costa, dan
vida una despampanante flora y fauna. Pero existe un destino muy
particular que está al alcance de un viaje fluvial. Es la Península San
Ramón. Un lugar de naturaleza, tradición alemana y entretenimiento
asegurado. Este recorrido lo ofrece en forma exclusiva embarcaciones
Bahía, empresa integrante de Latitud 40, promotora de productos
turísticos de Valdivia.
A
sólo una hora desde la capital de la Región de Los Ríos, el zarpe a la
península se realiza a mediodía y a la hora exacta. Viajamos a bordo del
catamarán Discovery, que integra la flota de Embarcaciones Bahía. Como
en cada viaje, Sergio Salgado, el guía turístico que acompaña a los
visitantes en los recorridos, repasa uno por uno el nombre de los
turistas para que suban a la embarcación. Comienza el acomodo de los
pasajeros. Esta vez quienes componen el grupo son familias, niños,
amigos, tercera edad y jóvenes parejas.
Tour fluvial
Comenzamos
el tour fluvial desde el muelle Schuster para navegar por los ríos
Valdivia, Guacamayo y Angachilla. Las aguas de los ríos de Valdivia son
de una mezcla de agua salada y dulce y su profundidad promedio oscila
entre los siete a ocho metros. Desde la motonave la vista no puede ser
mejor. Es un paisaje casi dibujado a mano que te hace vibrar.
Nuestro
guía, desde el inicio le da al viaje un ritmo diferente. A punta de
risas, ya nos hacemos una idea de lo que se avecina para el resto del
día. Sergio nos comenta sobre la particular geografía de nuestra ciudad y
nos dice que si tenemos suerte podremos avistar hualas, garzas, patos
jergón y cormoranes, aves que dedican gran parte de su tiempo a secar
sus alas ante la falta de aceite natural de sus plumas.
De
pronto disminuimos la velocidad y aparece ante nosotros uno de los
habitantes más hermosos de los humedales: una pareja de cisnes blancos
con cuello negro que nos circundan por unos instantes. Todos enfocan sus
cámaras fotográficas y suena el clic.
Sin darnos cuenta, ya hemos llegado a uno de los secretos mejor guardados como lugar natural en la Región de los Ríos.
Riqueza culinaria en la Península de San Ramón
Desembarcamos
en el muelle y nos recibe una alameda de árboles gigantes. Llama la
atención a primera vista el respeto total hacia el entorno y lo
desconocido que resulta para muchos chilenos y extranjeros este tesoro
natural.
De historia alemana, perteneciente a
la familia Schuler, este lugar se posiciona como destino turístico en
el 2002 con casi ocho hectáreas de selva valdiviana gigantes en términos
de belleza.
Lo primero que haremos es tener el
placer de compartir y celebrar un verdadero paisaje culinario. En un
amplio salón de madera rústico, vemos al fondo y sobre un pequeño
escenario un antiguo piano con el que dos talentosos músicos nos
deleitarán con diferentes estilos musicales. Todos cantan y tararean
baladas, rock, incluso pop, mientras llegan a nuestras largas mesas
exquisitos pisco sour con merkén.
Comienzan a
servirnos un auténtico almuerzo sureño. A nuestros platos llega un
tradicional asado al palo, acompañado de ensaladas, pebre, postre y
vinos. El bajativo es un dulce murtado, que deja a todos satisfechos.
Una
vez terminado el almuerzo, nos relajamos con un juego de ping pong,
fútbol, voleibol o un grato paseo a caballo que da la posibilidad de una
vista sin igual.
Durante la tarde vivimos una
cita alegre con la gastronomía. Una costumbre alemana es disfrutar de la
hora del té. Nos sentaremos nuevamente a deleitarnos del acto social de
comer y probar una sabrosa torta de chocolate, pan amasado, mermeladas
caseras y un grato café cortado en compañía de los demás comensales.
La sinfonía del paisaje
El
parque tiene un total de 32 árboles, entre ellos, algunas especies
exóticas e introducidas. El guía nos anima a “respirar” el bosque y ser
parte de un senderismo lleno de magia, donde podemos encontrar un árbol
único en el mundo: el ginkgo biloba. Al alcance de la mano tenemos un
rododendro de más de ciento cuarenta años y más a lo lejos, una enorme
y longeva secuoya. También hay coihue, ulmos, canelo, chupones,
cipreses, ñocha, mañio, pinos y arrayanes, entre muchos otros. Como
especie nativa, la estrella del bosque es la murta, cuya cosecha es
entre marzo a abril.
Frente a la murta nos
encontramos con un acantilado desde donde podemos ver el río Guacamayo y
Cantera, como también la parte norte de la Isla del Rey.
Se
respira tranquilidad. Fijamos la mirada en cada detalle, en cada flor o
árbol que mueve sus hojas. Nada es indiferente. Una verdadera sinfonía
del paisaje valdiviano.
Península San Ramón es
un destino que merece toda la admiración, pues saca lo mejor de la
naturaleza, la gastronomía y una excelente atención, mezclando todos los
ingredientes necesarios para que los visitantes quieran regresar. Y no
son pocos los que vuelven aquí.
El tour no se
realiza a diario, por lo que deberás hacer la reserva correspondiente
para tener la suerte de disfrutar de este hermoso lugar que alimenta el
alma con sonrisas, una excelente compañía y nos empapa de un entorno
natural con identidad culinaria.
Reservas: “Latitud 40”: info@latitud-40.cl
Texto: Maite Bustamante/Sur Actual
Fotografías: Patricio Higueras/Sur Actual
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