
KIEV, Ucrania (AP) —
La OTAN estimó el miércoles que entre 7.000 y 15.000 soldados rusos han
muerto en cuatro semanas de combates en Ucrania, donde los defensores
del país han ofrecido una resistencia mucho más fuerte que la esperada y
le han negado a Moscú una victoria rápida.
Un
alto funcionario militar de la OTAN dijo que el estimado se basa en
información de funcionarios ucranianos, lo que Rusia ha revelado —
intencionalmente o no — y datos de inteligencia compilados de fuentes
abiertas. El funcionario habló a condición de preservar el anonimato
bajo las reglas establecidas por la OTAN.
Cuando
Rusia lanzó su invasión el 24 de febrero en una de las mayores
ofensivas en Europa desde la II Guerra Mundial y mencionó el prospecto
de una escalada nuclear si Occidente intervenía, un derrocamiento rápido
del gobierno democrático de Ucrania parecía probable.
Pero
a cuatro semanas de combates, Rusia está empantanada en una lenta
campaña militar, con números incontables de muertos, sin un final a la
vista y con su economía vapuleada por severas sanciones occidentales. El
presidente estadounidense Joe Biden y sus aliados se reúnen en Bruselas
y Varsovia esta semana para discutir nuevas medidas punitivas y más
ayuda militar a Ucrania.
Cuando Biden dejaba
la Casa Blanca el miércoles para el vuelo a Europa, advirtió que existe
una “amenaza real” de que Rusia utilice armas químicas y dijo que
discutirá el peligro con otros líderes.
Las
consecuencias económicas y geopolíticas de la guerra — altos precios de
los combustibles, temores por los suministros globales de alimentos y
Rusia y China alineándose en un nuevo orden mundial con ecos de la
Guerra Fría — se han sentido en todo el planeta, que aún no emerge de la
pandemia de coronavirus.
En
lo que parece ser un reflejo de las crecientes divisiones en la cúpula
de Rusia, el alto funcionario Anatoli Chubais renunció, dijo el portavoz
del Kremlin Dimitri Peskov en declaraciones a la agencia noticiosa
Interfax.
Chubais,
arquitecto de la campaña de privatización postsoviética, había ocupado
diversos puestos oficiales a lo largo de tres decenios. Su papel más
reciente fue como enviado de Putin para relaciones internacionales.
Peskov no dijo si Chubais dejó el país.
Con
camisetas de camuflaje y sin afeitarse, el presidente ucraniano
Volodymyr Zelenskyy ha estado haciendo llamados apasionados a gobiernos
en todo el mundo. Se ha transformado en un líder en tiempo de guerra y
el principal antagonista de Putin. Hablando ante el parlamento japonés
el miércoles, Zelenskyy dijo que cuatro semanas de guerra han matado a
miles de personas, incluyendo al menos 12 niños, en Ucrania.
“Nuestra
gente no puede siquiera enterrar adecuadamente a sus familiares, amigos
y vecinos asesinados. Tienen que enterrarlos en los patios de edificios
destruidos, junto a los caminos”, dijo.
Retrasado en varias
ocasiones por ataques rápidos de unidades ucranianas con armas
occidentales, el contingente ruso ataca desde lejos y adopta tácticas
que utilizó antes para reducir a ruinas ciudades de Siria y Chechenia.
Los principales objetivos estratégicos rusos siguen sin alcanzarse: la
capital, Kiev, ha sufrido ataques reiterados pero no ha sido tomada ni
siquiera rodeada.
Más
cañoneos sacudieron la ciudad el miércoles. Columnas de humo negro se
alzaban desde el borde occidental, donde las dos partes peleaban por el
control de varios suburbios. El alcalde Vitali Klitschko dijo que al
menos 264 civiles han muerto en la capital desde el arranque de la
guerra.
En el
sur, la ciudad portuaria de Mariúpol ha sufrido la peor devastación en
la guerra, tras semanas de asedio y bombardeos. Por ahora, las defensas
ucranianas han impedido su caída. Eso ha frustrado el objetivo ruso de
abrir otra conexión terrestre permanente con la península de Crimea,
territorio ucraniano que invadió y se anexó en el 2014.
Zelenskyy
estimó que unos 100.000 civiles permanecían en Mariúpol, que ha sufrido
ataques desde tierra, mar y aire. Los que lograron salir describieron
una ciudad destruida.
“Nos
bombardearon durante los últimos 20 días”, dijo Viktoria Totsen, de 39
años, que huyó a Polonia. “Durante los últimos cinco días, los aviones
volaban sobre nosotros cada cinco segundos y lanzaban bombas en todas
partes, en edificios residenciales, guarderías, escuelas de arte, en
todas partes”.
En
el mensaje en video que envía cada noche a la nación, Zelenskyy acusó
el martes a las fuerzas rusas de bloquear la caravana de ayuda pese a
que la ruta se había acordado con antelación.
“Intentamos
organizar corredores humanitarios estables para los habitantes de
Mariúpol, pero casi todos nuestros intentos, por desgracia, se ven
frustrados por los ocupantes rusos, por proyectiles o por terror
deliberado”, dijo Zelenskyy.
El
responsable del Comité Internacional de la Cruz Roja viajó el miércoles
a Moscú y esperaba reunirse con funcionarios rusos de Exteriores y
Defensa para hablar sobre prisioneros de guerra, la conducta en los
combates, la entrega de ayuda y otras cuestiones humanitarias.
“La
devastación provocada por el conflicto en las últimas semanas, junto
con ocho años de conflicto en el Donbás, ha sido inmensa”, dijo Peter
Maurer, presidente del CICR.
Las
fuerzas rusas también destruyeron un puente en la cercada ciudad de
Chernígov, que se utilizaba para permitir la salida de la población
civil y la llegada de la ayuda humanitaria, según el gobernador de la
región, Viacheslav Chaus. Las autoridades de Chernígov dijeron el martes
que la ciudad no tenía agua ni electricidad y calificaron la situación
de desastre humanitario.
Funcionarios
occidentales dijeron que la resistencia ucraniana había paralizado
buena parte del avance ruso y que las tropas rusas sufren una grave
falta de comida, combustible y equipo invernal, lo que ha hecho que
algunos soldados sufran congelaciones. El Ministerio británico de
Defensa dijo el miércoles que la guerra en el norte de Ucrania está
básicamente “estática” mientras las fuerzas rusas tratan de
reorganizarse.
“Hemos
visto indicios de que los ucranianos están yendo un poco más a la
ofensiva ahora”, dijo por otro lado el vocero del Pentágono John Kirby a
la prensa en Washington. Eso ocurre especialmente en el sur de Ucrania,
señaló, por ejemplo cerca de Jersón, donde “han intentado recuperar
territorio”.
El
Ejército ruso es mucho mayor y más fuerte, lo que hace que muchos
expertos militares occidentales adviertan contra un exceso de confianza
en las posibilidades de Ucrania en el largo plazo. La estrategia rusa en
guerras pasadas en Chechenia y Siria ha sido aplastar la resistencia
con ataques de que allanaron ciudades, mataron a un sinfín de civiles e
hicieron huir a millones de personas.
La
invasión ha expulsado a más de 10 millones de personas de sus hogares,
casi un cuarto de la población ucraniana, según Naciones Unidas.
Se
cree que miles de civiles han muerto. Las estimaciones de bajas
militares rusas varían mucho, pero incluso las cifras conservadoras de
autoridades occidentales son de miles.