Entre la investigación, los hechos y la imaginación, Santa Evita se convirtió en una novela imbatible que describe el derrotero siniestro del cuerpo de Eva Perón, también cuenta a esa mujer tan joven y tan inmensa, y expone la necrofilia de los hombres y de un país. La miniserie se puede ver por Star +.
Del papel a la pantalla, Santa Evita vuelve a imponerse como un
relato de ficción basado parcialmente en hechos reales, en el cual las
palabras de Eloy Martínez –que en más de un caso pasaron de formar parte
de la invención total del creador a convertirse en leyenda urbana–,
adquieren un carácter hiperrealista. Como el cadáver de Evita, verdadero
protagonista de la novela y de la serie, tanto o más que los hombres
que amaron odiarla y odiaron amarla.
La primera escena de la miniserie,
producida por la mexicana Salma Hayek y escrita por las guionistas
Marcela Guerty y Pamela Rementería –y visiblemente pensada para un
mercado internacional–, encuentra a la primera dama despertando de un
largo sueño. Parándose con dificultad, ayudada por una enfermera,
recorre la larga habitación y se acerca a la ventana con la intención de
tomar algo de aire.
La asistente le ruega que no lo haga, repitiendo
que su salud es delicada, pero la paciente insiste; al fin y al cabo,
ella sabe de sobra que un poco de frío no hará ninguna diferencia en su
inminente destino. En el comienzo del primer capítulo del libro, el
autor describe su estado y compara: “No parecía la misma persona que
había llegado a Buenos Aires en 1935 con una mano atrás y otra adelante,
y que actuaba en teatros desahuciados por una paga de café con leche”.
El guion de la serie hará más tarde mucho más que eso. En su estructura
de varias temporalidades trasladará al espectador a ciertos hechos de la
infancia; también a su juventud, cuando el viaje de Junín a la capital
junto al cantor Agustín Magaldi marcaba el arranque de una carrera
profesional como actriz y zonas aledañas del mundo del espectáculo.
Es
parte del concepto de la serie, que amplifica hasta el máximo las
posibilidades de la reconstrucción de época a partir del diseño de
producción: ambientes, trajes, peinados, etcétera.
A diferencia de Eva no duerme (2015), adaptación no oficial de Santa Evita dirigida
por Pablo Agüero, que potenciaba su carácter experimental a la hora de
contar el derrotero del cuerpo de Evita, la nueva producción propone una
estructura narrativa mucho más convencional.
Más atractiva, tal vez, en
términos de una audiencia amplia y universal, pero de un carácter menos
alucinado y enloquecido que la propuesta llena de excesos del film de
Agüero.
Con una larga trayectoria como actor, guionista y director, Alejandro
Maci asumió uno de los mayores desafíos de su carrera: estar a cargo de
la dirección y la producción artístico de Santa Evita, la ficción basada
en la novela homónima del escritor argentino Tomás Eloy Martínez, que
sigue la intrigante historia del cuerpo embalsamado de Eva Perón después
de su muerte, el cual se mantuvo a la espera de ser enterrado durante
tres años para la construcción de un monumento que nunca se concretó.
Con la producción ejecutiva de Salma Hayek, Pepe Tamez y Rodrigo García
-hijo del escritor Gabriel García Márquez-, de la mano de Non Stop y
Star Original Productions, Maci se dio el lujo de trabajar con un dream
team, compuesto por Natalia Oreiro, como Eva Perón; Ernesto Alterio,
como el Coronel Moori Koenig; Diego Velázquez, como Mariano; Francesc
Orella, como el Dr. Pedro Ara; y Darío Grandinetti, como Juan Domingo
Perón. Y el 26 de julio, día en el que se cumplen 70 años del
fallecimiento de la exPrimera Dama, la serie de siete capítulos estará
disponible en la plataforma Star+.