Desde que la misión soviética Lunik 24 regresara de la Luna con unos gramos de tierra y rocas en 1976, no habÃa vuelto ningún artefacto humano al satélite (salvo las sondas estrelladas adrede). Las numerosas misiones que han seguido a las Lunik y las Apolo estadounidenses han estudiado el astro orbitando a su alrededor. Sin embargo, China se empeñó en regresar a la Luna con un vehÃculo no tripulado. Ahora, el estudio de sus datos desvela la existencia de nuevos tipos de rocas que arrojan luz sobre su historia geológica.
La misión Chang'e-3 (CE-3) alunizó en diciembre de 2013 al norte del Mare Imbrium, una de las enormes manchas oscuras de la Luna que se pueden ver a simple vista desde la Tierra. Ninguna de las misiones del programa Apolo o Lunik habÃa llegado tan al norte. El módulo chino desplegó el vehÃculo lunar Yutu, que tenÃa previsto recorrer la superficie del satélite durante tres meses. Al final solo estuvo operativo durante 32 dÃas, recorriendo apenas 114 metros. Pero no se trataba de ir deprisa sino de ser concienzudos: el sofisticado instrumental que transportaba pudo analizar el suelo lunar y comprobar que es diferente del encontrado por estadounidenses y soviéticos en latitudes más ecuatoriales.
Los kilogramos que se trajeron las diferentes tripulaciones de las misiones Apolo y los gramos que recogieron las sondas Lunik de regolito y lecho rocoso lunares muestran que las rocas y polvos de la superficie del satélite están formados de elementos habituales en la Tierra, como magnesio, silicio, aluminio, hierro, potasio, calcio, titanio, cromo o nÃquel entre otros. CE-3 no ha encontrado un nuevo elemento quÃmico en el cráter de Mare Imbrium, pero sà ha comprobado que los distintos elementos se combinan aquà de forma diferente de las otras zonas ya estudiadas. Y esa combinación puede ayudar a entender la historia aún oscura de la Luna.
La misión Chang'e-3 (CE-3) alunizó en diciembre de 2013 al norte del Mare Imbrium, una de las enormes manchas oscuras de la Luna que se pueden ver a simple vista desde la Tierra. Ninguna de las misiones del programa Apolo o Lunik habÃa llegado tan al norte. El módulo chino desplegó el vehÃculo lunar Yutu, que tenÃa previsto recorrer la superficie del satélite durante tres meses. Al final solo estuvo operativo durante 32 dÃas, recorriendo apenas 114 metros. Pero no se trataba de ir deprisa sino de ser concienzudos: el sofisticado instrumental que transportaba pudo analizar el suelo lunar y comprobar que es diferente del encontrado por estadounidenses y soviéticos en latitudes más ecuatoriales.
Los kilogramos que se trajeron las diferentes tripulaciones de las misiones Apolo y los gramos que recogieron las sondas Lunik de regolito y lecho rocoso lunares muestran que las rocas y polvos de la superficie del satélite están formados de elementos habituales en la Tierra, como magnesio, silicio, aluminio, hierro, potasio, calcio, titanio, cromo o nÃquel entre otros. CE-3 no ha encontrado un nuevo elemento quÃmico en el cráter de Mare Imbrium, pero sà ha comprobado que los distintos elementos se combinan aquà de forma diferente de las otras zonas ya estudiadas. Y esa combinación puede ayudar a entender la historia aún oscura de la Luna.
fuente: elpais.com
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