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Una impresionante multitud de centenas de miles de jóvenes y adultos se aglomeraba el sábado en el centro de Washington

  El 24 de marzo de 1976, un golpe militar encabezado por el general Jorge Rafael Videla derrocó a la presidenta argentina, María Estela ...

 
El 24 de marzo de 1976, un golpe militar encabezado por el general Jorge Rafael Videla derrocó a la presidenta argentina, María Estela Martínez de Perón e implantó una dictadura en el país que duró 7 años.

Han pasado 42 años del golpe de Estado que dio inicio a la dictadura en Argentina, un país que vivió uno de los autoritarismos más crueles del planeta, pero que ha sido un ejemplo de justicia al juzgar y condenar a los genocidas de la Junta Militar. El propio Jorge Videla, líder del régimen, murió en prisión a los 87 años.

Durante la dictadura de Videla, la desaparición de personas fue una constante y actualmente no hay un consenso sobre el número de víctimas. En la etapa de los Gobiernos del matrimonio Kirchner, se declaró oficial el número de 30.000 desaparecidos.

Una de las técnicas de desaparición más atroz fueron los denominados “vuelos de la muerte”, donde los opositores políticos que estaban prisioneros eran arrojados vivos al mar desde aviones de la Armada.

Por los "vuelos de la muerte" los jueces a cargo de la causa de derechos humanos condenaron a cadena perpetua a 29 de los acusados, además, en España, cumple una condena el exmarino Adolfo Scilingo, que en 1998 confesó al juez Baltasar Garzón haber arrojado al mar a 30 prisioneros. Scilingo fue condenado en España a más de mil años de cárcel por delitos de lesa humanidad.

La forma de detención durante este periodo oscuro no fue la cárcel, sino los centros clandestinos de detención (CCD), unos lugares de concentraciones ilegales para los prisioneros acusados de subversión. Se calcula que, en 11 de las 23 provincias argentinas, llegaron a operar unos 340 centros.

Las madres de Mayo, una lucha por la verdad

El 30 de abril de 1977, las Madres de Plaza de Mayo iniciaron sus marchas semanales para reclamar verdad y justicia.

En el principio, la dictadura las llamó “Las locas de Plaza de Mayo” un calificativo que buscaba desprestigiar su lucha. Estas mujeres, que se reconocían por llevar un pañuelo blanco sobre sus cabezas, daban vueltas alrededor de la pirámide que se levanta frente al sede presidencial.

Poco meses después de su creación, la Policía les había advertido a las madres que no podían agruparse ni detenerse y que solo podían moverse, y así fue como empezaron a circular de a dos, tomadas del brazo, al principio alrededor de la plaza y después, alrededor del monumento a Belgrano. Comenzaron 14 y, un año después, ya eran 100.

Un mundial de fútbol organizado por la dictadura

Durante los años que duró esta dictadura, muchos eventos marcaron la historia de Argentina. En 1978, por ejemplo, la nación organizó su primer y hasta ahora único mundial de fútbol, un evento que sirvió para ocultar muchos de los crímenes del régimen.

En el documental 'La Historia Paralela', Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, aseguró que durante este mundial “mientras se gritan los goles, se apagan los gritos de los torturados y de los asesinados”.

A este evento, Países Bajos y Alemania casi no envían a sus seleccionados en repudio a la dictadura. Finalmente, Argentina se proclamó campeón y el régimen logró su objetivo.

La guerra de las Malvinas: el comienzo del fin de la dictadura

En 1982, el gobierno militar cruzaba por una crisis de legitimidad interna, fue entonces cuando el régimen decidió intentar la recuperación de las Islas Malvinas, que estaban (y actualmente están) bajo el control del Reino Unido.

La dictadura trató sin éxito tomar posesión del territorio, pero el Ejército de Margaret Thatcher ganó el conflicto. La derrota ocasionó la caída de la tercera junta militar y, meses después, la cuarta llamó a elecciones en 1983.

El regreso de la democracia pero no de la justicia

Tras la caída de la dictadura, Raúl Alfonsín, candidato civil de la Unión Cívica Radical, ganó la votación. Sin embargo durante los años posteriores al régimen no hubo justicia. Alfonsín dictó las leyes de Punto Final y la de Obediencia Debida, finalizando así los juicios por crímenes de lesa humanidad.

Durante los mandato de Carlos Menem (1989 a 1995 y 1995 a 1999) se dictaron indultos que beneficiaron a los ejecutores del proceso.

En 2003, durante la presidencia de Néstor Kirchner, el Congreso argentino dio fin a las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, lo que permitió reabrir los juicios.

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