Como ya hicieron antes las comunidades indígenas, en la región chilena de Atacama buscan doblarle la mano al desierto más árido del m...
Como
ya hicieron antes las comunidades indígenas, en la región chilena de
Atacama buscan doblarle la mano al desierto más árido del mundo
atrapando las gotas de la camanchaca, la niebla costera que cubre de
madrugada estos cielos límpidos.
Los
"atrapanieblas" son mallas de polipropileno colocadas entre dos postes
que se yerguen sobre los secos parajes del desierto de Atacama cual
carteles publicitarios. Las gotas del agua de la camanchaca se condensan
en la malla antes de deslizarse a los recipientes situados debajo para
acumular, gota a gota, el preciado líquido.
Ubicadas
en dirección contraria al viento, estas mallas son una tecnología
sencilla y eficiente, patentada en Chile y exportada a muchas latitudes:
Perú, Guatemala, República Dominicana, Ecuador, Nepal, Eritrea, Namibia
o las islas Canarias, en España.
Otros países utilizan los árboles para
capturar el agua de la niebla.
Un
metro cuadrado puede recoger en un día hasta 14 litros de agua, explica
a la AFP Camilo del Río, investigador del Instituto de Geografía de la
Universidad Católica, que desarrolla en Alto Patache -a 40 kilómetros de
la ciudad norteña de Iquique- un centro de investigación sobre esta
tecnología. La recolección media es de 7 litros diarios.
En
los meses de invierno y primavera, la acumulación es mayor, y disminuye
en otoño y verano. Por eso, la clave de esta fuente hídrica es el
almacenamiento, dice a la AFP Pablo Osses, jefe de proyecto de ese
instituto.
Un campo de 100 atrapanieblas de 4.000 m2 puede recoger diariamente 30.000 litros de agua, según Osses.
El
agua que se recoge, del mismo sabor que el agua de lluvia, no es ciento
por ciento potable, por los minerales que arrastra desde el mar y entre
ellos alguna que otra bacteria, pero "la transformación a potable no es
compleja ni cara si es que se quiere para consumo humano; para otras
actividades, no hay ningún problema" en usarla tal y como viene, dice
Del Río.
En
Alto Patache, los atrapanieblas abastecen completamente la estación de
investigación científica de la Universidad Católica, compuesta de unos
seis domos de color blanco que sirven de dormitorios, cocina, baño. El
agua recogida sale luego normalmente de los grifos. En el sitio hay
también una estación meteorológica y varios instrumentos de medición de
la niebla.
Tradición ancestral
Usada
por los antiguos habitantes del desierto, que recogían el agua que se
deslizaba por las laderas de las rocas recubiertas de moho y líquenes,
el uso del atrapanieblas se presenta como una solución para abastecer de
agua a pequeñas comunidades costeras del norte chileno, que sufren la
aridez extrema de una región en la que casi no llueve en todo el año.
La
'camanchaca', 'oscuridad', en aimara, es un tipo de niebla costera
espesa y baja que se deja caer de madrugada en el desierto chileno,
disipándose a medida que transcurre el día, cuando da paso a los cielos
más límpidos y soleados del planeta, donde se asientan gran parte de los
mayores telescopios mundiales. El fenómeno se explica por la gran
cantidad de radiación solar que recibe el océano Pacífico en esta zona
ventosa, produciendo gran evaporación de agua. En su camino al
continente, esta masa de aire se enfría al toparse con la corriente de
Humboldt y con las altas cumbres de la cordillera andina, provocando la
camanchaca.
"Esta
niebla es una bendición. Estamos en un ambiente desértico hiperárido
(...), pero sí tenemos esta humedad proveniente desde el mar", dice Del
Río.
Actualmente,
unas 40 redes de este tipo funcionan en el desierto de Atacama. Sus
dimensiones varían, pero en general son de 4 metros de alto por 8 o 10
de ancho.
Para
el uso masivo de los atrapanieblas en Chile, se necesita dotar de mayor
predictibilidad la tecnología, para que los habitantes de las
comunidades que los usan sepan con cuántos recursos hídricos pueden
contar.
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